lunes, 22 de agosto de 2011

EL PASO 2ª parte

-     ¿Se recuperará?- preguntó Quein a Exbic, con tono de preocupación en su voz.
-     Es muy fuerte, pero a perdido mucha sangre, lo raro es que siga vivo, hay que estar atentos a su estado.
-     Comprendido, yo haré la primera guardia, vosotros dormir, si hay alguna novedad te avisaré.
-     Quiero ayudar- dijo Mill, viendo que parecía un estorbo.
-     Pronto ayudaras, ahora termina de recuperarte, mañana sera otro día.
La noche llegaba a su fin, pronto el sol haría su aparición, Exbic preparaba el desayuno, las medicinas y las vendas para los heridos. Un leve sonido le alertó, sus manos rápidas como el rayo desenvainaron las dagas gemelas, mientras giraba sobre si mismo, un enorme pie se poso sobre su pecho, el golpe fue demoledor, cayó al suelo y se encontró al gigante encima, estaba medio grogui, el hacha amenazante se situaba sobre su cabeza lista para atravesarle, Exbic pensó que ese era su fin....
-     Como lo intentes y ese hacha se mueva, te atravieso- Exbic miró a su izquierda, era Quein con el arco de marfil preparado, volvió la vista al gigante, no se había movido, la furia se reflejaba en su rostro, el arma pendía amenazante sobre él, el gigantón tenía los músculos en tensión a punto de estallarle, durante unos instantes no sabía que iba a ocurrir, muy despacio el gigante levantó el pie de su pecho, el cual le dolía como si tuviera una enorme piedra oprimiéndolo, cogió las dagas y se alejó arrastrándose a una distancia prudencial.
-     Ahora tira el hacha, no queremos hacerte daño, no me obligues a disparar- El gigante se volvió despacio con el hacha todavía amenazante.
Mill miraba la escena incrédulo, no se podía mover, el miedo le atenazaba, obligándose a ello, lentamente cogió un pequeño tronco que encontró a sus pies, mientras pensaba "que voy a hacer contra esa cosa con este palito, para él es como un mondadientes".
El gigante los miraba despacio, uno a uno, analizaba la situación, una de las heridas de su pierna volvía a sangrar, tenía la venda empapada. Al cabo de unos segundos interminables, bajó el hacha y la tiró a sus pies.
-     ¡¡¿Porque lo has hecho?!!, ¡¡¡ maldito monstruo!!!, ¡ anoche te salvamos la vida!- Exbic gritaba como poseído, tenía las venas latiéndole y el rostro contraído de la furia-.¡¡¡Deberiamos matarte ahora mismo!!!.
-     Tranquilo Exbic- replicó Quein destensando el arco, nosotros hubiesemos actuado igual.
-     Yo no- susurro Mill.
Quein sonrió mientras avanzaba hacia el gigante.-¿Quien eres?-.
-     Me llamo Rick, pero todos me llaman Lobo, vivo en las Tierras Yermas, pertenezco a los gradilianos.
-     ¡¡¡Nadie vive allí!!!, mientes, las tribus de esa tierra son pura leyenda, he estado allí y no hay mas que hielo y muerte-. Gritó Exbic
-     Continua- dijo Quein mandando callar a Exbic con un gesto de su mano.- Estás muy lejos de tu tierra.-
-     Me dirigía a la frontera de Loock, para conseguir ciertas hierbas como la lavándula, astrágulus y thuja, que solo se pueden obtener en esa tierra, los gradilianos las necesitamos para que nuestro hombre santo prepare sus medicinas.
-     Nosotros nos dirigíamos hacia allí, si quieres puedes acompañarnos y unirte a nosotros, como has visto estas tierras ya no son seguras-. Exbic ante sus palabras estaba incrédulo y enojado, pero se mantenía callado.
-     Os acompañare hasta conseguir las hierbas, y aunque os deba la vida, mi pueblo me necesita antes que salvar mi honor con unos extranjeros, en un futuro saldaré la deuda contraída con vosotros.
-     No queremos nada, solo tu amistad, y tu hacha mientras estés con nosotros.
-     JA, JA, JA, desde este momento somos amigos, Lobo sabe mantener su palabra, podéis contar conmigo y con mi hacha.
-     Yo soy Quein, el es Exbic y el pequeño de atrás es Mill, y ahora deja que te curemos, no queremos que te sigas desangrando.
Una vez aclarada la situación y aunque incomodo, Exbic dejó de refunfuñar, pero no perdía de vista a Lobo.
Le vieron acercarse a enorme animal, al que todos habían olvidado, que se encontraba tirado en el suelo con una gran herida en el costado, el pelaje lateral estaba manchado de sangre ya coagulada, Lobo tomó una tira de tela y la mojó con su pellejo, comenzó un murmullo constante, relataba algo acerca del animal.
-     Arg, fiel compañero y gran lobo gradiliano, defensor de su compañero, en este mundo no correremos más aventuras, pero tu espíritu viajará conmigo y buscara la venganza que llegará a través de mis manos, mi hacha y tus cachorros saborearan.
Terminó de limpiarlo, lo cogió con sus poderosos brazos, cualquier hombre no le hubiese podido coger y aún menos llevarlo al interior del bosque para enterrarlo, cuando volvió el sol estaba alto, comieron, volvieron a limpiar sus heridas y decidieron descansar hasta el día siguiente, en el que emprenderían la marcha.
Exbic no pegó ojo, no se fiaba de Lobo. Al amanecer montaron a caballo, excepto Lobo que anduvo todo el camino, sin dar muestras de cansancio, son sus poderosas piernas daba enormes zancadas y mantenía un paso vivo. No volvieron a encontrarse wirlocks ni con otro peligro reseñable, Lobo de recuperaba rápidamente, les parecía increíble viendo las heridas que le habían provocado.
Exbic se fue relajando poco a poco, pero todavía sentía algún recelo, su desconfianza disminuyó al ver que Quein confiaba en él. Al atardecer de tercer día desde su encuentro, subían una colina, la frontera se encontraba detrás de ella, Lobo regresó de su inspección.

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