martes, 23 de agosto de 2011

EL PASO 3ª parte

-     Mala suerte Quein, los wirlocks controlan el paso del río Brin, hay unos cien hombres, más de los que podemos vencer.
-     Vayamos a ver.
Se acercaron sigilosamente, Lobo tenía razón, unos cien wirlocks guardaban el puente, no podrían pasar y era el único lugar por donde se podía acceder a Loock por tierra. Al otro lado una enorme muralla de piedra protegía la entrada, la propia naturaleza había creado un embudo natural con enormes montañas  como frontera. Hacía mucho tiempo atrás los Loocks habían construido la muralla para protegerse de lo que llamaban la avaricia de los hombres. Los comerciantes iban y venían, muchos de ellos les embaucaban y ganaban grandes sumas de dinero. Cuando fueron conocedores de se estratagema construyeron el muro impidiéndoles el paso. Tenía una altura de 10 hombres y una basta plataforma, por la cual cinco hombres codo con codo podían caminar. La puerta de hierro enano era practicamente indestructible y por si fuera poco, tres batallones de Loocks  custodiaban el muro, estos eran entrenados para ese único propósito, defenderlo y mantenerlo sin ninguna fisura, Nadie podría atravesarlo sin un gran ejército y un gran numero de catapultas y balistas de gran tonelaje, sería una empresa descabellada.
Los cuatro compañeros bajaron y se ocultaron en un bosque cercano, Quein estaba preocupado y no era para menos, su misión podría irse al traste.
-     Esperaremos al anochecer y bajaremos a investigar sus guardias y nuestras probabilidades de paso, dispersaos y estar atentos por si viene alguna patrulla- dijo Quein bajo la atenta mirada de los demás.
Al anochecer el grupo de reunió en la colina.
-     Bajaremos Exbic y yo.
La tajante voz de Quein no dio opción a ninguna objeción.
Quein y Exbic se preparaban, se quitaron todo lo que pudiese hacer ruido y se pusieron barro en las partes de piel que quedaban al descubierto. Quein se quedo con el cuchillo y sus dardos, Exbic sus dagas gemelas. Mientras Mill y Lobo miraban las hogueras del campamento. Las nubes ocultaban la luz de la luna y las estrellas, era una noche fría, excelente para su propósito.
Bajaron silenciosamente ocultándose entre los matorrales hasta llegar a unos cien metros de los guardias. Cinco patrullas controlaban el perímetro del campamento y otras dos la entrada del puente. La luz de las hogueras atravesaban la oscuridad y los brazos de la luz danzaban hasta morir de nuevo en la penumbra.
-     Imposible pasar sin ser advertidos- susurró Exbic.
Quein asintió con un gesto contrariado en el rostro e hizo un gesto para volver al lindero del bosque con sus compañeros. Cuando iniciaban el regreso un ahogado frito sonó a sus espaldas, desenvainaron las armas y preparados para la lucha volvieron sus miradas de nuevo al campamento wirlock.
Una lluvia de flechas había caído sobre ellos, los guardias que quedaban en pie dieron la alarma, los guerreros wirlocks se dirigieron a la entrada del puente del cual procedía el ataque, de las sombras nocturnas aparecieron como fantasmas guerreros loocks, con sus largas dagas preparadas para dar muerte al enemigo. Los primeros wirlocks fueron barridos inmediatamente por el ímpetu del ataque, los loocks conquistaron rápidamente la cabeza del puente, la habilidad de los loocks en el arte de la lucha era excepcional, mataban con una elegancia extraordinaria. Los movimientos fluían de sus cuerpos como si de una danza se tratara, hasta la cruel muerte parecía dulce en sus manos.
Los dos compañeros saltaron de su escondite y corrieron al fragor de la batalla, varios wirlocks les salieron al paso, los dardos de Quein volaron hacia la garganta del más osado wirlock haciendo su trabajo a la perfección, con el cuchillo remató al enemigo evitándole el sufrimiento. Exbic danzaba como sus hermanos y dos enemigos cayeron rapidamente a sus pies. La lucha terminó tan de repente como empezó, toda la compañía wirlock yacía muerta diseminada por el campamento, el silencio se apoderó de nuevo de la noche, tan solo el crepitar de las hogueras y el rumor del agua lo rompían. Uno de los guerreros loocks se dirigió hacia los dos compañeros. Exbic envainó sus dagas y se adelantó a su encuentro. Cuando llegó a su altura el guerrero habló.
-     Hola Exbic, no esperaba verte por aquí, pero no sé porque me extraña- miró a Quein y realizó una pequeña inclinación a modo de saludo, a la que Quein respondió de la misma manera.
-     ¿Que tal Sanjes?- respondió Exbic con otra leve inclinación.
En ese momento aparecieron Lobo y Mill con sus armas preparadas. Quein hizo las presentaciones, mientras sus dos compañeros guardaban sus armas.
-     Este es Lobo de las tierras yermas y Mill el mago, él es Sanjes, príncipe de Loock y hermano de Exbic- ambos saludaron al príncipe con expresión de asombro por la noticia de que su amigo fuese príncipe de la legendaria tierra de Loock.
-     Encantado de conoceros, pero creo que deberiamos volver dentro, no me gustaría verme sorprendido.

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